La vivienda es un problema para los trabajadores extranjeros de verano  en la costa de New Jersey

Por Bill Barlow / The Press of Atlantic City

Cuando Jesús Fabián Acevedo llegó por primera vez a Ocean City, tuvo dificultades para encontrar un lugar donde vivir.

El mercado de la vivienda para los trabajadores de verano puede ser un gran obstáculo. Como un estudiante trabajador bajo el programa de visa J-1, que permite a los estudiantes de todo el mundo trabajar temporalmente en los Estados Unidos, Acevedo afirma que le fue bien este año.

“Esta es mi tercera vez”, dijo. Pudo encontrar un lugar para quedarse en el resort por $175 a la semana.

“Eso es barato. Escuché que la mayoría de la gente está pagando hasta $200 o $250”, dijo Acevedo en una entrevista telefónica. “Eso es demasiado para un estudiante con visa J-1”.

En Colombia, donde creció, el salario de un mes puede ser de $95. Pero durante el verano, trabaja en The Beach Club Hotel en el Boardwalk y gana lo suficiente para pagar el alquiler y ahorrar. Como estudiante de geología, está tratando de ganar lo suficiente para obtener su título de maestría, lo que ve como una oportunidad para construir un futuro para sí mismo.

Los estudiantes provienen de países del Caribe, Europa del Este, América del Sur y Asia, con estudiantes de más de 200 países que participan en el programa. Según cifras federales, más de 9000 estudiantes llegaron a Nueva Jersey con visas J-1 el año pasado, y un promedio de 300,000 trabajadores usan la visa anualmente.

El año pasado, Perú y el Reino Unido estuvieron cerca de empatar en el número de participantes con visa J-1, con más de 8,000 estudiantes del Reino Unido trabajando como consejeros de campamentos y un poco más de peruanos trabajando en viajes de verano por los Estados Unidos, seguidos de cerca por los dominicanos, luego Turquía, Tailandia, México y Jamaica.

Pero para otros estudiantes trabajadores, encontrar una vivienda adecuada en un lugar de veraneo resulta casi imposible.

Acevedo afirma que algunas personas que conoce han tenido que dejar sus trabajos en Ocean City para buscar trabajo fuera del área, donde pueden pagar la renta de un lugar para vivir.

“Tenían el trabajo, pero no podían encontrar vivienda”, dijo Acevedo.

Esto no es solo un problema para los trabajadores.

Encontrar suficientes empleados ha sido un gran problema para los dueños de negocios, no solo en Ocean City sino también en los centros turísticos en toda la costa de Nueva Jersey, aseguró Michelle Gillian, presidenta de la Cámara de Comercio Regional de Ocean City.

Los salarios han subido en los últimos veranos, y la mayoría de los trabajos pagan muy por encima del salario mínimo. Pero la necesidad de trabajadores aumenta al mismo tiempo que se ha incrementado el mercado de alquiler en las comunidades costeras.

No es solo Ocean City.

“Es en todo el condado”, dijo Barbara Jones, presidenta de la Cámara de Comercio del Condado de Cape May. “Ha sido un problema. Hay una falta de alquileres disponibles”.

La falta de propiedades de alquiler se traduce en una falta de empleados potenciales, en las comunidades turísticas y en todo el condado. Los empresarios y los gobiernos locales están de acuerdo en que hay un problema. El problema es encontrar una solución.

“No va a ser una solución fácil”, dijo Jones.

En algunos casos, los trabajadores pueden movilizarse para ir al trabajo, pero eso puede ser un desafío para quienes no tienen automóviles, especialmente para quienes ya trabajan muchas horas.

“Los bienes raíces son muy caros. Eso ciertamente es un desafío”, dijo Gillian. “Incluso fuera de la zona costera es caro; y tienes que tener transporte. Los autobuses no son tan frecuentes”.

La finalización del carril para peatones y bicicletas en la calzada de la Ruta 52 que conecta Ocean City y Somers Point ha ayudado, señaló, a hacer un viaje viable en bicicleta desde los pueblos no costeros a los trabajos de Ocean City. Algunos estudiantes internacionales y otros trabajadores de verano usan bicicletas eléctricas para moverse, una opción más económica que un automóvil, lo que amplía la distancia en millas en que pueden desplazarse en bicicleta.

No es solo un problema para los trabajadores internacionales, dijo Gillian. Hace años, un grupo de universitarios podría alquilar una casa durante el verano, tal vez una que esté lo suficientemente lejos de la playa como para obtener un buen precio.

Ella describió una época diferente, cuando el restaurante The Chatterbox estaba abierto toda la noche y había varias casas de huéspedes en la ciudad, donde los estudiantes podían ir a la costa a trabajar, pasar un rato en la playa y terminar el verano con algunos ahorros.

Hoy en día, con el aumento de los precios de las propiedades, una mayor parte del antiguo mercado de alquileres de verano ha sido absorbida por propietarios de segundas viviendas o ahora se alquila a un precio más lucrativo a personas que van de visita por el verano, quienes felizmente puede pagar por una noche más de lo que un estudiante podría pagar por una semana.

Hace décadas, muchas empresas proporcionaban alojamiento al personal de verano, un concepto que ha comenzado a recuperarse. Gillian relató que al menos un hotel de Ocean City tiene una ubicación para albergar a estudiantes con visas J-1.

Según el programa de visas, las empresas no están obligadas a proporcionar alojamiento, pero sí tienen la obligación de ayudar a los estudiantes a encontrar un lugar donde quedarse. Para la mayoría de las empresas, tiene sentido alojar a los trabajadores en un lugar habitable, ya que cada vez es más difícil mantener llenos los puestos de trabajo. Gillian señaló que al menos una empresa ha comenzado a contactar a estudiantes internacionales como posibles inquilinos.

Alrededor de 2500 estudiantes de todo el mundo participan en el programa J-1, oficialmente la Visa de Visitante de Intercambio. Establecido en la década de 1960, el programa de visas tenía como objetivo brindar a los jóvenes una experiencia de primera mano con Estados Unidos, brindando oportunidades económicas, pero también una oportunidad de ver los Estados Unidos y conocer a quienes viven aquí.

El programa ha sido durante mucho tiempo un pilar de la economía de verano del condado de Cape May, ayudando a llenar puestos de trabajo cuando la población del condado pasa de alrededor de 100,000 personas a millones durante los fines de semana de verano.

En 2020, con estrictas restricciones de viaje debido al COVID-19, llegaron pocos estudiantes internacionales. Una estimación no oficial fue que había alrededor de 100 en el condado. Para el verano pasado, se señaló que el programa había vuelto a operar a plena capacidad.

Acevedo, como muchos otros en el área con visas J-1, tiene dos trabajos y también trabaja en un supermercado Acme en la ciudad.

“Me gusta. También pagan bien”, dijo.

Espera estar en Ocean City hasta fines de agosto. Siempre es difícil encontrar un lugar asequible para quedarse en la ciudad, señaló, según su experiencia trabajando en los dos veranos anteriores.

“Este año es aún peor”, aseguró Acevedo.

Jesus Fabian Acevedo trabaja en Ocean City y planea ahorrar dinero para realizar su posgrado. Afirmó que algunos estudiantes internacionales trabajadores han tenido dificultades para encontrar un lugar para vivir en los centros turísticos costeros donde laboran, ya que más unidades de alquiler se comercializan para los turistas.