Atlantic City fue una vez famosa por sus bares gay. Ahora no tiene ninguno.

Por Selena Vázquez / The Press of Atlantic City

New York Avenue en las décadas de 1960 y 1970 se consideraba un oasis próspero para la comunidad LGBTQ.

La ciudad contó con al menos 10 bares gay, incluidos West Side Bar y Brass Rail.

Hoy en día, la ciudad tiene una gran cantidad de atracciones, incluidos restaurantes y casinos, pero no hay bares gay.

“Es un poco triste”, dijo Jordan Wooding, un nativo de la ciudad de 34 años. “Solía haber el West Side Bar, el Pro Bar en Resorts… el Rainbow Room era otro agujero en la pared. Si al menos tuviéramos un lugar en la ciudad, sería genial. Salimos mucho”.

A medida que la aceptación de la comunidad ha aumentado con el tiempo, también lo ha hecho la cantidad de lugares en los que se sienten seguros.

“No hay duda de que la mayor aceptación o aceptación percibida del estilo de vida LGBTQ y de las personas LGBTQ también ha llevado a la desaparición de los bares, porque la gente argumenta, especialmente los más jóvenes, que pueden ir a un bar normal”, afirmó Laurie Greene, activista LGBTQ y autora del libro “Drag Queens and Beauty Queens: Contesting Femininity in the World’s Playground”. “Pero eso no es necesariamente cierto para las personas de color queer, especialmente las personas que no se conforman con el género. No se sienten seguros en los bares heterosexuales como lo hacen los hombres blancos heterosexuales. Por lo que esto crea un vacío real”.

En Atlantic City, había de 15 a 20 bares en New York Avenue y sus alrededores que datan de la década de 1950, aunque era ilegal operar un bar gay o atender a personas homosexuales, dijo Greene.

En las décadas de 1950 y 1960, la División de Control de Bebidas Alcohólicas de Nueva Jersey podía cerrar los establecimientos de los dueños de bares si servían a homosexuales, explicó John Schultz, ex concejal de Atlantic City. Ese fue el caso de Val’s Bar en New York Avenue.

No fue hasta 1967 que Val’s y una empresa con sede en New Brunswick, One Eleven Wines and Liquors Inc., lucharon contra sus cierres y ganaron su caso en la Corte Suprema de Nueva Jersey contra la División de Control de Bebidas Alcohólicas.

“Y eso fue alrededor de uno o dos años antes de Stonewall”, agregó Schultz, refiriéndose a los disturbios de 1969 en Nueva York que generó la redada policial en un bar gay.

Más recientemente, “en la década de 1980 había más de 1.000 bares gay en el país. Ahora hay menos de 200 y creo que unos 18 bares de mujeres en todo el país”, agregó Greene.

Schultz comentó que las aplicaciones de citas como Tinder y Grindr han disminuido la necesidad de bares LGBTQ. Él y su esposo, Gary Hill, eran dueños de varios bares gay y propiedades inmobiliarias en Atlantic City en la década de 1970. Algunos de ellos incluyeron Brass Rail en Mount Vernon Avenue, Studio ‘5’ Disco en South Kentucky Avenue y Studio Six.

“Técnicamente, la razón por la que no hay un bar gay en Atlantic City es porque los únicos lugares con bares gay ahora están en ciudades importantes como San Francisco, Nueva York, Filadelfia; todos tienen bares gay. Y luego, la mayoría de los bares gay son una mezcla entre heterosexual y gay”, dijo Schultz. “Y así como llegaron Grindr y luego los sitios de citas gay, ahora los jóvenes no necesitan ir a un bar, ¿sabes? Quiero decir, en esos días, leías a dónde ir en el periódico”.

A pesar de que la aceptación ha crecido, algunos todavía no se sienten cómodos yendo a muchos establecimientos de la ciudad.

Jeremy Kelly, de Atlantic City, va a cualquier bar o restaurante de la ciudad para pasar un buen rato, pero su amigo, Jessie Cherlin, quien es negro, afirma que siente que no se le permite ser él mismo cuando va a lugares que no son sus lugares seguros habituales.

“Mido 6 pies de altura, pero mido 6 pies 9 con tacones”, comentó Cherlin. “Siento que me miran fijamente o se ríen de mí”.

A Cherlin y Kelly les gusta ir a lugares como Rhythm and Spirits en Tennessee Avenue, Anchor Rock Club y el antiguo Bourre en New York Avenue. También dijeron que van a las reuniones mensuales de AC Pride para conocer a otros miembros de la comunidad.

“Nos hemos presentado como aliados”, afirmó Greg Mungan, gerente de producción de Anchor Rock Club. “Tener una programación diversa es importante para nosotros, incluida la programación del orgullo gay. Siempre estamos interesados en crear un entorno cómodo para que salgan personas de todos los ámbitos de la vida, incluidas las personas de la comunidad queer”.

Mungan señaló que Anchor Rock Club seguiría realizando eventos en el que todos sean incluidos, independientemente de ser el sitio del antiguo Chez Paree Night Club. Tuvo el honor de ocupar el mismo espacio que la ubicación central de lo que fue un barrio gay de los años 60 a los 80.

“Definitivamente ha sido muy útil para nosotros conectar los intereses con la comunidad gay/queer porque ocupamos el mismo espacio, una inclinación natural para las personas que solían ir allí, buscando más espacios”, dijo Mungan, quien ha alojado eventos con Wooding para sus cabarets drag mensuales, AC Pride y otras organizaciones. “Es importante para nosotros ser un aliado y celebrar lo que claramente es una rica tradición en Atlantic City”.

Judah Dorrington, enlace LGBTQ+ de la ciudad, dijo que era importante tener diferentes tipos de lugares seguros que faciliten el empoderamiento y el espíritu empresarial, además de brindar información, recursos y programas para la comunidad.

“Sí, necesitamos un bar gay, pero lo que también nos interesa es la seguridad, la salud y mejorar la riqueza LGBTQ+”, afirmó Dorrington. “Hay más espacios gay, espacios sin alcohol o sobrios, y espacios diurnos, más allá de los bares”.

This translation was provided by Reporte Hispano, in association with the Montclair State University Center for Cooperative Media and is financially supported by the NJ Civic Information Consortium. The story was originally written in English for The Press of Atlantic City and is republished under a special content-sharing agreement through the NJ News Commons Spanish Translation News Service.

John Schultz, de Atlantic City, ha coleccionado recuerdos de los clubes nocturnos, bares y hoteles gay que ha sido dueño a lo largo de los años.